Clarín, Sábado 08 de Junio de 2019

Rosario, tercera estación de Bienalsur: todo para ver

Cuatro exposiciones y una serie de instalaciones estudian el dolor y el pasado reciente.

"Desilusiones ópticas." La obra de Leo Núñez remite al Mundial 78. / Guillermo Turin Bootello

Por March Mazzei

Luminosas coincidencias surgieron entre más cinco mil proyectos que Bienalsur recibió a partir de una convocatoria para su segunda edición. Fue el caso de Rosario, donde en la semana se inauguraron cuatro muestras y una serie de instalaciones que permanecerán abiertas hasta agosto, algunas, y octubre, otras.

En el Museo de la Memoria de la ciudad, dos momentos históricos de la Argentina entraron en diálogo. Por un lado, un detector de movimiento enriquecido con un software dispara imágenes del archivo de Madres de Plaza de Mayo proyectadas sobre la pared de la sala y sobre los papelitos que desencadenan la acción y multiplican los rostros de los desaparecidos. Desilusiones ópticas, de Leo Núñez, remite al ocultamiento deliberado del Mundial 78 y ejecuta su revelación, en el mismo edificio al que peregrinaban los familiares para saber qué había pasado con quienes no estaban. La obra interactiva tiende puentes con Burladero, de Esteban Alvarez, que toma la forma de un mecanismo de protección para hablar de 2001. Una empalizada de “chapas de zinc batidas al estilo cacerolazo”, como apuntó Marina Aguerre, una de las curadoras generales junto a Liliana Piñeiro, deja ver rostros de los próceres del dólar y una verdad: la necesidad de construir una memoria.

Con el apoyo de la Secretaría de Cultura y Educación de Rosario, Bienalsur tejió alianzas con las instituciones más emblemáticas de la ciudad ribereña. Además de la aguda y original propuesta de Ticio Escobar en Museo Castagnino + Macro, que anunció en la apertura el inicio de sus obras de ampliación, también sobre la costa, en el Centro Cultural Parque España se presentó Ensayos sobre el trabajo, otra de las coincidencias, esta vez de temas, que aparecieron entre los proyectos recibidos. El “amor por la luz y las emociones”, fotografías del uruguayo Yohnattan Mignot, se concentró en espacios abandonados: los galpones del ferrocarril que su país perdió durante los 90 se ven tan derruidos como unas máquinas textiles mientras eran desmontadas. Melancolía es lo que rodea a la reproducción a escala de las estructuras para casas rodantes, una minipyme en años 70 bien lejos del espíritu entrepreneur hoy reinante, de la artista Viviana Zargón. Son extranjeros los creadores detrás de las piezas de videoarte de registros diferentes e igual potencia; mientras que cargados de ironía, los mensajes de Federico Mattioli alrededor de la calidad -”Producir calidad ayuda a mantener su puesto de trabajo”- desnuda la disyuntiva marketing-producción. Hay dos máquinas, una que produce ruidos, silencios y sonidos, de Diego Masi, y otra que muele trigo para proyectar sobre esa lluvia de grano partido el capítulo de Sucesos Argentinos que celebra al Granero del mundo, de Catalina Sosa. Todo sucede en un edificio reconstruido donde alguna vez hubo túneles con vías que depositaban la siembra en los barcos.

Siguiendo la línea de la costa, en el Centro de Expresiones Contemporáneas, la excepción: curado por el Proyecto NUM, una serie de obras, registro de manifestaciones del colectivo feminista y pancartas con consignas y marcas de uso ocupó el espacio, en un conjunto irregular. Se destaca El sexo y el espacio, la serie de Dafna Alfie, con acceso a los espacios donde las víctimas de trata son recluídas, con cámaras de seguridad, una habitación del ancho del colchón, neones gastados, un caño de pole dance: sordidez decadente.

Otra de las marcas de Bienalsur es la continuidad de creadores, proyectos y locaciones. Así como Ticio Escobar fue conferencista en 2017 y ahora curador, la obra Nosotros/Nosotros de Eduardo Basualdo, creada en 2017 e instalada a la vera del Paraná, fue emplazada definitivamente en el Museo de la Ciudad, que la recibió en donación. Dos enrejados en cruz llevan la palabra nosotros soldada, e invita a completar el referente. Otra coincidencia: una muestra sobre el barrio del frigorífico Swift retoma el trabajo como motivo, la historia y un montaje atrevido, en el mismo museo.

Rosario, una parada del recorrido por 110 sedes en 44 ciudades que propone este encuentro de arte y pensamiento para revisar dinámicas del sistema del arte, desde el sur.

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