Red Latinoamericana de Sitios de Memoria, Viernes 24 de Junio de 2016
#40Años
El 24 de marzo de 2016 fue la fecha que marcó el 40 aniversario del último y más sangriento golpe de Estado cívico-militar de la historia argentina. Esta fecha conmemorativa llega en una situación de extrema complejidad por las modificaciones en las políticas nacionales de memoria, verdad y justicia y por las expresiones públicas de miembros de la actual coalición de gobierno que de forma explícita reivindican posiciones negacionistas respecto al genocidio ocurrido apelando al olvido y la reconciliación. En esta coyuntura simbólica y política, el Museo de la Memoria de Rosario propuso un intenso programa de actividades con el objeto de convocar a la ciudadanía a la reflexión sobre el golpe. En tal sentido, desde finales de 2015 y durante todo 2016 se realiza un programa de acciones en el espacio público, instituciones de cultura, centros de distrito, escuelas, en el Bosque de la Memoria y Monumento Nacional a la Bandera, todas ellas de acceso libre y gratuito.
Inauguración del cronograma de actividades por el 40 aniversario. Guillermo Turin Bootello para la Secretaría de Cultura de Rosario.MANOS QUE BORDAN MEMORIA
Las actividades comenzaron en octubre de 2015 convocando a rosarinas y rosarinos a bordar pañuelos blancos, como los usados por las Madres de Plaza 25 de Mayo, con los nombres de los desaparecidos y los asesinados por la represión en esta región. El espacio del Museo se abrió para que el público se apropie del sitio y de la conmemoración.
Los pañuelos, bordados colectivamente durante más de tres meses, conformaron un homenaje que se montó en marzo en el Monumento Nacional a la Bandera que sirvió de marco para la marcha central el día 24, en la cual 35.000 personas tomaron las principales calles de la ciudad reclamando Memoria, Verdad y Justicia.
El simple gesto de bordar adquiere numerosos sentidos, que Silvana Rabinovich describe en el siguiente fragmento de uno de sus artículos: “El tiempo del bordado es un tiempo paciente, que contrasta con la inmediatez insomne y voraz del capital. Los bordados del dolor muchas veces son producto del insomnio ante la persistente injusticia. Bordar memoria en las megalópolis es descolonizar el tiempo, des-orientalizarlo. Bordar es una forma delicada, silenciosa y colorida de la resistencia. Es un camino sinuoso, sin pavimento en busca de justicia”.
Llegados a marzo de 2016, la intervención que inició el homenaje de los 40 años tuvo lugar en la plaza 25 de Mayo. Allí el artista plástico Dante Taparelli plasmó un homenaje permanente a las Madres rosarinas, con el remplazo de algunas baldosas con la reproducción en bronce de sus propias pisadas, recreando la ronda que las madres realizan, desde hace 39 años, todos los jueves alrededor de “La columna de la libertad” que ocupa el centro de la plaza. Con las huellas genuinas de las Madres haciendo sus rondas en busca de justicia, su lucha se torna indeleble para el paisaje urbano.
La actividad central para el Museo fue la producción de una muestra colectiva que reúne imágenes seleccionadas por cuarenta ciudadanos. Se los invitó a evocar, mediante una foto personal y un breve texto, un recuerdo de los cuarenta años del golpe. Posiblemente la búsqueda haya implicado un ejercicio de memoria, de reconstrucción del relato biográfico. La muestra estuvo marcada por la transversalidad, fue una construcción diferente en la que el visitante podía evocar su propio archivo de imágenes y memorias y, de esa forma, romper la barrera que separa al artefacto del sujeto.
INSTALACIÓN ¿QUIÉN SI NO?, VOCES QUE ROMPEN EL SILENCIO
Esta instalación en el patio frontal del Museo constituyó una propuesta poética, gráfica y sonora en homenaje a los sobrevivientes de la última dictadura. Se recuperan los testimonios de los sobrevivientes del genocidio ocurrido desde el 24 de marzo de 1976. Sabina Flotio y Cynthia Blanconá, curadoras de la instalación, destaca que de esta manera se registran dos figuras de la memoria: la del expediente judicial y la de la particular voz del testigo. Con el relato de los protagonistas se visibilizan datos históricos, testimonios e imágenes documentales.
R40: HOMENAJE A LAS RESISTENCIAS
En un trabajo articulado con el Colectivo Arquitectura, Derechos Humanos y Memoria de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario, se montó en la plaza lindera al Museo una instalación en homenaje a los movimientos de resistencia a la impunidad y al olvido durante estos 40 años. Recreando una línea histórica en formato 3D, se utilizó las imágenes de archivo de organizaciones de la sociedad civil y del Estado.
Alejandra Buzaglo, la curadora de la instalación, marca que la propuesta intentó “recuperar el legado de los movimientos sociales, organismos de derechos humanos, movilizaciones de resistencia y solidaridad que a lo largo del período iniciado en 1976 se han constituido en legítimas herramientas de la lucha popular por la justicia y para la defensa, construcción y ampliación de derechos. R40 es una instalación colectiva en el espacio público que propone, desde el lenguaje del arte, recordar y reflexionar sobre nuestros derechos y sobre aquellos y aquellas que persisten en velar y luchar por ellos a 40 años del golpe”.
NO HABRÁ FUTURO SIN MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA
Claramente, la conmemoración por los 40 años del golpe cívico-militar es el eje que estructura las actividades del Museo de la Memoria para todo el año 2016, es el eje alrededor del cual gravita este año. Esto se debe a que los aniversarios terminados en cero entrañan un fuerte peligro para los procesos de memoria: transformarse en un objetivo en sí mismo, pensar en la conmemoración de los 40 años del inicio de la última dictadura como un punto de llegada en el recuerdo de una catástrofe tan inexplicable como excepcional. Para este 2016, el Museo de la Memoria se planteó como objetivo romper con esta encerrona, instalar en el debate público que el pasado sigue presente no como forma fantasmagórica sino como un vínculo de actores, tramas, ideas y situaciones que sigue vigente y dando pelea. Situado en la coyuntura que lo atraviesa, el Museo intentó, inspirándose en Pilar Calveiro, traer al pasado como iluminación fugaz, como relámpago, al instante de peligro actual.