Diario Rosario12, Jueves 13 de Agosto de 2015
«Camino a Auschwitz» se presenta en la apertura de Crack Bang Boom
Desde una sensibilidad justa Marcos Vergara dibuja rostros que recuerdan y horrores indecibles. Su nuevo trabajo es éso y también la historia familiar de su guionista, Julián Gorodischer. Ambos brindarán hoy una charla exclusiva.
Una de las páginas de Marcos Vergara para Camino a Auschwitz y otras historias de resistencia.Historieta, horror y poesía
Por Leandro Arteaga
La sexta edición de Crack Bang Boom, Convención Internacional de Historietas, inicia hoy su recorrido con paneles, muestras y actividades hasta el domingo. Organizado por el Centro de Expresiones Contemporáneas y el dibujante Eduardo Risso, CBB supo situarse como eje de relieve, a nivel nacional. Lo destacan aspectos crecientes, como la presentación de libros. Entre ellos, figuran sellos editores con mayor y menor recorrido. Y cada vez son más. A los que se suma la atención que las editoriales mayores comienzan a dedicar a la historieta. Es más, esperan CBB para presentar allí sus novedades.
Tal es el caso de Camino a Auschwitz y otras historias de resistencia (Emecé), con guión de Julián Gorodischer y dibujos de Marcos Vergara, que tendrá panel exclusivo hoy a las 17, en Museo de la Memoria (Córdoba 2019), con la presencia de sus dos artífices. "Estamos muy contentos, Planeta hará una reimpresión. Es una buena noticia porque el libro salió hace dos meses, fue una sorpresa muy grata", dice a Rosario/12 el dibujante, oriundo de San Nicolás, también editor infatigable a través de Loco Rabia, sello que coordina junto a Alejandro Farías.
—¿Cómo surge Camino a Auschwitz?
—Julián estaba haciendo un proyecto de historietas cortas, a nivel crónica y periodismo, para las cuales había convocado a muchos historietistas, entre los cuales estuve. Al poco tiempo me comentó que tenía pensado un proyecto más largo, muy personal; me contó de qué se trataba y me preguntó si tenía interés en ilustrarlo. En realidad, el libro fue creciendo de a poco. La primera historia que hicimos fue la del secuestro de Eichmann, que salió en revista Anfibia; después hicimos "Camino a Auschwitz", para revista Brando; hasta que tuvimos las tres historias cortas con las que finalmente se compuso el libro. Pero todo fue iniciativa de Julián, quien quiso contar esta historia real de su vida, muy llamativa, ya que tiene tres tíos abuelos que estuvieron vinculados de distintas maneras a esta historia tristísima.
Tal como expone Vergara, Camino a Auschwitz tiene eje en relatos que involucran, como protagonistas, a diferentes integrantes del grupo familiar de Gorodischer. "Una de ellos falleció en la cámara de gas en Auschwitz, otra participó del secuestro a Eichmann, y un tío abuelo fue partisano, de ese grupo muy conocido que estuvo escondido en los bosques, cerca de Varsovia", explica Vergara.
—En ese sentido, representa para el lector una sorpresa cercana y casi increíble.
—Es lo mismo que nos pasó cuando con Roy (Pablo Leguisamo) hicimos Morir por el Che, donde se daban todas estas cosas de la historia real en las que te decís: "Esto es ficción, no puede ser". Realmente, él ha tenido en su familia a estos personajes, y sus historias merecían ser contadas.
—Imagino la importancia de haber confiado en vos para dibujarlas.
—Yo le agradezco muchísimo a Julián la confianza, él había visto material mío y creo que le había gustado mucho Valizas (con Rodolfo Santullo). Sentí todo el tiempo una gran responsabilidad, porque estaba contando cuestiones muy densas, de su historia personal, a partir de una mirada que pone él y es muy especial, ya que rompe con un montón de preconceptos: mete toda una cuestión con la sexualidad que es algo que no se suele contar con respecto a la gente que ha estado en Auschwitz; hay una mirada personal muy fuerte, incluso sobre la relación con sus padres. El se abre muchísimo, y al primero que se abrió sobre esto fue a mí; tuve que ser su traductor en imágenes.
—En el libro hay una filiación marcada hacia el periodismo de cómic, pero no se deja de lado cierta poesía, con momentos donde el sentido del relato sale disparado hacia muchas más cuestiones.
—Ahí hubo un preconcepto de mi parte; al ser Julián un periodista reconocido, yo me esperaba un guión muy atado a los datos duros, y en realidad él entendió que en el relato tiene que estar esa parte poética. En verdad, Julián es alguien que ya había hecho obra de ficción. El entiende que los personajes tienen que ser atractivos, que hay que construirlos más allá de los datos que se barajen, que a veces son pocos.
—Emecé es también el sello editor de Maus, de Art Spiegelman; tu libro ahora se sitúa a su lado.
—Maus es el mascarón de proa, lo que uno siempre tiene como ejemplo a seguir, junto a la obra de Joe Sacco, alguien que creo le significa a Julián tanto como a mí.