Un ex policía, testigo directo de los crímenes en la Jefatura
El ex policía de la provincia Héctor Roldán testimonió ayer —en el marco de una nueva audiencia del juicio oral por la causa Díaz Bessone— que durante la última dictadura en los talleres del Comando Radioeléctrico de la Jefatura se “secuestraba gente, la torturaban y los hacían desaparecer a través del móvil 238 de Bomberos; bajaban los cuerpos por la escalera y los tiraban al móvil”.
Diario La Capital - 20/04/2011
Ante el Tribunal Oral Federal Nº1 de Rosario también dieron su testimonio los sobrevivientes del Servicio de Informaciones (SI) Marcos Olivera y Beatriz Ifrán.
El ex policía Roldán, quien se desempeñó en los talleres del Comando Radioeléctrico entre 1976 y 1984, señaló que en una ocasión pudo ver que “subieron a cuatro muchachos al SI y al rato se escucharon gritos y disparos”.
Roldán hizo la denuncia de estos hechos en 1984, al igual que otros ocurridos en el centro clandestino La Calamita, lo que le valió —declaró— ser “obligado” a jubilarse. “El doctor Vidal, que era médico de policía me dijo: «Te vamos a jubilar como corresponde, pero de ahora en más no vas a abrir la boca»”.
A su turno, Marcos Alcides Olivera, que fuera secuestrado el 11 de enero de 1977 y llevado al SI tras un simulacro de fusilamiento, indicó que en los grupos de tareas “cada persona cumplía un rol: uno hablaba, otro tenía la función de ablande, otro pegaba, otro se encargaba de la picana”. Explicitó que el encargado del “ablande era Carlos Altamirano”, imputado en la causa Feced. Luego señaló que quien lo “picaneaba era (el imputado José) Lo Fiego, le decían El Ciego. Era el experto en picanas. Andaba con un maletín con una picana portátil”.
También apuntó al acusado Ricardo Chomicky: “Estuve 45 minutos atado a la parrilla y me dejan ahí. Se fueron. Al rato vinieron, dos personas y me empiezan a tirar agua. Hablaban entre ellos, uno de ellos era una chica. Con el tiempo supe quiénes eran, le decían la Polaca, creo que se trataban de Nilda Folch y el Cady Chomicky. Me decían que para pasarla bien tenía que decir todo lo que supiera; ella me echaba agua y él me pasaba la picana”.
Sobre el imputado Ramón Vergara, Olivera dijo que “bajaba amigablemente y sacaba su arma, la ponía sobre la mesa, y me obligaba a jugar a las cartas con él y decía que si le ganábamos nos volaba la tapa de los sesos. No es verdad que ahí abajo se terminaba la tortura: era tortura psíquica porque se veía cómo se movían los fluorescentes y se escuchaba el grito de los compañeros”.
También relató que fue interrogado y torturado por un militar que “después me dijeron sería el mayor Soria”. La voz de este juez es la misma que lo interrogó estando ya preso en la cárcel de Coronda: “Me empiezan a torturar este señor y otra persona más, me daban con dos picanas. Después me dejan de picanear y me preguntan si era muy doloroso, le contesto que sí. Me dicen: «Te vamos a pintar las uñas», y empezaron a meterme agujas en las uñas, salía sangre; a eso le llamaban pintar las uñas”.
Olivera dijo que al momento de su cautiverio, en el SI estaban Marisol Pérez y Roberto Luna, ambos desaparecidos, Elba Ferraro de Bettanín y su nuera María Inés Luchetti. “A Elba la habían violado y también estaba muy golpeada, estaba Stella Hernández, que se la veía bastante mal por haber sido violada y torturada, y su novio Carlos Arroyo”.
Luego declaró Beatriz Ifrán, secuestrada junto a su padre Ernesto Ifrán y su marido Fernando Moffa. “Ellos podrían estar acá contando sus vivencias, fueron torturados, denigrados. Vengo por ellos y por todos los que no pudieron defenderse porque murieron”. Ernesto era del sindicato Smata, falleció en el año 1998, y es uno de los casos por los que se encuentran procesados Ramón Díaz Bessone y Lo Fiego.
La mujer contó que su padre le repetía que quienes lo torturaban eran el imputado Mario Marcote y Lo Fiego. Sobre este último, dijo que “era el inspirador de todas las cosas: tenía poder, y si no estaba (el ex jefe policial Agustín) Feced, estaba él”.
En tanto, Alejandra Buzaglo, docente de la Facultad de Arquitectura de la UNR, quien tuvo a su cargo el equipo técnico encargado de confeccionar la maqueta del Servicio de Inteligencia que se utiliza en la causa, dio cuenta de la existencia de los distintos niveles, dependencias y formas de acceso que se condicen con lo declarado por las víctimas.