Con un pasaje pago a la cárcel
El coronel Alejandro Duret, quien huyó a Chile la semana pasada luego de ser condenado por la Cámara de Casación Penal a 15 años de reclusión por el secuestro, la tortura y el asesinato de Carlos Alberto Labolita, va a ser depositado en la frontera por las fuerzas de seguridad chilenas para que pueda volver a la Argentina a cumplir su pena.
El represor Alejandro Duret. Imagen: TélamDiario Página|12 - 05/10/2011
El pasado martes, el Ministerio Público Fiscal pidió la captura internacional del represor. El jueves pasado la Sala IV de Casación confirmó la condena de Duret, cuya responsabilidad en el crimen de Labolita había permanecido impune durante 35 años. El condenado, en lugar de ir a la cárcel, prefirió huir. Hoy, el represor será expulsado de Chile y entregado a las autoridades argentinas para que cumpla su condena.
En abril de 1976, Duret se desempeñaba como jefe de inteligencia del Grupo de Artillería Blindado 1 de Azul. El 27 de abril, Labolita fue detenido en su casa en Las Flores, donde había ido a protegerse porque evaluó que podía ser peligroso seguir viviendo en La Plata, donde compartió la militancia en la Juventud Universitaria Peronista y la pensión con el ex presidente Néstor Kirchner, quien al poco tiempo de asumir la presidencia lo homenajeó en su pueblo.
Ese día, Labolita fue trasladado de su casa al regimiento en Azul. Los policías que lo habían levantado de su casa pidieron, sin éxito, una constancia de la entrega y vieron a Duret ponerle una capucha al detenido que ese día pasó a estar desaparecido.
El 1º de mayo, un grupo de tareas allanó la casa de su familia acompañado por Labolita, quien tenía heridas visibles provocadas por la tortura. El jefe de esa patota era un oficial alto y rubio a quien, casi diez años después –en 1985–, la madre de Labolita identificó en un careo como Duret.
Los jueces platenses del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata que estuvieron al frente del caso, Alejandro Esmoris y Nelson Jarazo, consideraron que Duret era en 1976, cuando secuestraron a Labolita, un oficial de bajo rango –aunque integraba el Estado Mayor del regimiento– y decidieron descartar los testimonios de la madre de Labolita y de los ex policías que lo trasladaron a Azul, por considerarlos potenciales imputados. En consecuencia, absolvieron a Duret.
En agosto, en una audiencia ante la Sala IV de Casación, el fiscal Horacio Azzolin y el abogado César Silvo explicaron los problemas que detectaron en el proceso, como la discrecional selección de pruebas. “Los señores jueces han realizado un denodado esfuerzo analítico por destruir una por una las pruebas contra el acusado”, afirmaron Azzolin y el fiscal Daniel Adler al apelar el fallo. “Si del conjunto de estas pruebas no puede deducirse una activa participación de Duret en los crímenes, sólo cabe esperar que un escribano certifique las acciones delictivas al momento de ser cometidos”, ironizaron. En consecuencia con estos argumentos, pidieron la condena del ex coronel. Los jueces que revocaron su absolución fueron Mariano González Palazzo, Gustavo Hornos y Augusto Díaz Ojeda. Antes de que se conociera la sentencia, Duret “se fue de viaje” y cruzó la cordillera. Atravesó la frontera en auto desde Mendoza junto con otro militar y su esposa. A diferencia de Romano, el secuestrador de Labolita no llegó a solicitar asilo político en Chile. Su partida provocó la reacción por parte del Ministerio Público Fiscal, que pidió la captura internacional del condenado. Al volver, Duret deberá cumplir su condena en la cárcel.