"Era un feroz torturador"
Marta Bertolino tenía 23 años y cursaba su octavo mes de embarazo cuando fue detenida el 10 de agosto de 1976 junto a su esposo y trasladada al Servicio de Informaciones, después pasó a la cárcel de Villa Devoto, desde donde la liberaron en 1981.
Bertolino sale de Tribunales tras declarar cinco horas. Imagen: Alberto GentilcoreDiario Rosario|12 - 29/03/2011
Por José Maggi
"Lo que viví fue una tragedia familiar que me marcó para siempre". Con esta frase, Marta Bertolino comenzó ayer su extenso testimonio de más de cinco horas ante el Tribunal Oral Federal Nº 2. Hablaba del secuestro y la desaparición de su esposo Oscar Manzur, y del calvario al que fue sometida por el Ciego Lofiego cuando estaba embarazada de ocho meses. Relató también cómo un médico la cuidó en el parto y evitó con una simple medicación que su hija naciera ciega. "Esto se lo debo al doctor Zanutini, quien junto a su grupo de trabajo en la ex Asistencia Pública (de Rioja y Moreno), confrontó con la Patota, que no permitía siquiera que recibiera medicación por orden del Ejército". Identificó entre sus captores a Carlos Brunato, alias Tu Sam, y reclamó su detención, al Cura Marcote, y a Dippy Moore. Bertolino pasó desde agosto del 76 por el Servicio de Informaciones, después por la Cárcel de Mujeres de Rosario, para terminar en la cárcel de Villa Devoto, desde donde la liberaron en 1981.
Bertolino tenía 23 años y cursaba su octavo mes de embarazo cuando fue detenida el 10 de agosto de 1976 en un edificio de España 344 junto a Oscar Manzur, delegado del Sindicato de la Sanidad en el Hospital Británico, donde días antes lo habían ido a buscar pero estaba de franco.
Debido a su estado de gravidez y a una hemorragia, Marta fue llevada a la ex Asistencia Pública, desde donde fue arrebatada por Lofiego, quien comandada la Patota, la subió a un auto particular donde golpearon y torturaron. En el mismo vehículo la ingresaron al ex edificio de la Jefatura, en San Lorenzo y Dorrego. Una vez en el Servicio de Informaciones fue torturada en salas contiguas junto a su marido. "Durante dos días me torturaron con picanas, golpes en distintas partes de mi cuerpo, retorciendo mi pierna izquierda, y amenazaban con hacerme un aborto eléctrico", relató la testigo aclarando que "el que comandaba todo era el Ciego Lofiego".
Marta lo describió como un "feroz torturador, que se ufanaba de su obra". También tuvo un aparte con el Pollo Baravalle, un militante que colaboró con la Patota: "Me ofreció hasta un pasaporte para dejar el país si les entregaba información". Luego de aquella sesión de torturas, Bertolino sufrió pérdidas de sangre que motivaron su traslado nuevamente a la Asistencia Pública, Allí diagnosticaron una infección urinaria y anemia. Pero nuevamente el Comando del Segundo Cuerpo reiteró su expresa prohibición de suministrarle medicamentos. Fue entonces que el doctor Zanutini le puso entre sus manos -sin que vieran sus captores- unos óvulos para curarla, lo que evitó que su hija Alejandra naciera ciega.
La Alcaidía de Mujeres fue su lugar de detención al regreso. Allí se intoxicó gravemente con "la tumba" (comida de los presos). Peor aún: cuando fue asistida por el médico de guardia, este le acercó un medicamento contraindicado para embarazadas. "En 15 dias solo comí un pan y un vaso de leche".
"Una madrugada a eso de las cinco, me despierto mojada: había roto bolsa. Me llevan entonces a la Asistencia Pública con una guardia de entre 12 y 15 personas. Me esposan los dos brazos y una pierna, porque la izquierda estaba enyesada. Así estoy un dia y medio con trabajo de parto en seco. Hasta que llegó a la guardia el doctor Zanutini, quien me lleva al quirófano y mediante suero provoca el parto. Cuando me pusieron a Alejandra sobre mi pecho, ella lloraba, y yo lloraba más que ella" confesó Marta, al tiempo que revelaba su temor a que secuestraran a su hija para entregarla en adopción. "Quedate tranquila, a la nena se la van a llevar sobre nuestros cadáveres", le dijeron a coro partera, enfermeras, mucamas y el mismo obstetra. Por las dudas una mucama llamó a sus padres y avisó del nacimiento. Y la promesa se cumplió: Alejandra la acompañó a la Cárcel de Mujeres de Rosario, y de allí a la Cárcel de Villa Devoto, hasta que cumplió en marzo de 1977 los seis meses de vida.