Estela de Carlotto, ciudadana ilustre del Mercosur
La presidenta de Abuelas agradeció la distinción, que recibió de manos del presidente de Paraguay, señaló que “este dolor de un país es el dolor del mundo, y el mundo debe hacerse cargo de que no vuelva a pasar”.
Aplaudido reconocimiento del Mercosur a la lucha de las Abuelas por el respeto a los derechos humanos. Imagen: EFEDiario Página|12 - 30/06/2011
Por Fernando Krakowiak, desde Asunción
La presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, fue declarada ayer ciudadana ilustre del Mercosur. Los jefes de Estado del bloque regional que participan de la Cumbre en esta ciudad le otorgaron la distinción “en reconocimiento a su tarea en la promoción y el respeto irrestricto de los derechos humanos, así como a su permanente lucha por memoria, verdad y justicia”. “Esto es para todas, las compañeras que ya no están, las Madres de Plaza de Mayo, los familiares y todos aquellos organismos que en la Argentina nunca bajamos los brazos”, sostuvo Carlotto.
Fernando Lugo, presidente de Paraguay y anfitrión del encuentro, fue el encargado de entregarle a Carlotto el diploma que en 2008 también recibió el escritor uruguayo Eduardo Galeano. El resto de los presentes ovacionó a la titular de Abuelas, quien les dedicó unas palabras. “Esta misión lleva 34 años y me ha permitido recorrer el mundo y decir lo que digo siempre: Este dolor de un país es el dolor del mundo y el mundo debe hacerse cargo de que no vuelva a pasar”, remarcó. Carlotto recordó también cómo la dictadura al secuestrarle a su hija y robarle a su nieto le marcó otro destino diferente al que soñaba cuando “sólo era una docente con cuatro hijos y un matrimonio feliz” y agregó que “esta vida, de dolor transformada en lucha, me hace decir algo que parece contradictorio: Gracias a la vida, porque he podido dar lo que no pensaba dar y estar en lugares donde jamás soñé”. Por último, les dijo a los presidentes y funcionarios que “si nosotros nos juntamos para defender a esta América tan querida y hacemos todo lo que hoy se propuso aquí vamos a tener un mundo mejor”.
Más temprano, el canciller Héctor Timerman había celebrado la distinción durante su discurso en la Cumbre, donde habló en lugar de Cristina Fernández de Kirchner. “Estela representa la firme decisión de las Abuelas de localizar y restituir a sus legítimas familias a todos esos niños secuestrados y desaparecidos por la represión política en la dictadura militar, representa la lucha para que nunca más se repita tan terrible violación a los derechos de los niños, para que se castigue a los responsables de esas conductas aberrantes, para que tengamos nunca menos que memoria, verdad y justicia”, concluyó. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, también destacó el reconocimiento. “Muy merecido ese título de ciudadana ilustre. Has sido inspiradora de muchas generaciones con tu lucha de verdad y justicia”, remarcó. Un reconocimiento más a esa búsqueda incansable de las que nunca se dieron por vencidas.
Estela Barnes de Carlotto nació el 22 de octubre de 1930 en la ciudad de Buenos Aires y a los 10 años se fue a vivir con su familia a La Plata. “Tuve una niñez muy feliz, única hija mujer en un hogar de clase media baja, fui muy buena alumna, tenía un boletín de casi 10 en todo”, suele contar cuando recuerda su infancia. Estudió en el colegio católico Misericordia y luego se dedicó a la docencia, primero como maestra de grado y luego como directora. En 1954 se casó con Guido Carlotto, a quien había conocido cuando ella tenía 15 y él 17 años. Tuvieron cuatro hijos: Laura Estela, nacida el 21 de febrero de 1955; Claudia Susana, el 26 de junio de 1957; Guido Miguel, el 22 de enero de 1959, y Remo Gerardo, el 21 de diciembre de 1962. Esa primera etapa de su vida, caracterizada por ella misma como “burguesa”, sufrió un quiebre trágico a partir del secuestro de su hija Laura en noviembre de 1977.
Laura estudiaba Historia en la Facultad de Humanidades de La Plata y militaba en la Juventud Universitaria Peronista cuando los militares se la llevaron. Sus padres supieron poco tiempo después que además estaba embarazada de dos meses y medio. Se los contó una ex detenida-desaparecida, quien les dijo que Laura lo llamaría Guido, como su papá. El bebé nació el 26 de junio de 1978 en el Hospital Militar Central y dos meses después Estela y su marido recibieron el cadáver de Laura, envuelto en papel de diario y con un itakazo en la mejilla. “Guido no dejó que la viera así. Lo único que hice fue tocarle una manito”, afirmó. A partir de entonces, emprendió la búsqueda de su nieto nacido en cautiverio.